martes, 16 de abril de 2013

Arrepentimiento fatal.

Ahora les escribo una historia, la historia de mi día, mi día cualquiera. 
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio. 
-¿Qué es un colegio?- Una vez me preguntó un niño pequeño que vaga cerca de mi casa. 
-¿Un colegio?-Le pregunté-Un colegio, es donde muchos niños y adolescentes van a aprender cosas, pero a veces sólo te enseña a hacer una persona autónoma, como también otras veces...-Me guardé las últimas palabras, lo último que hice fue correr hasta mi casa, me había dado vergüenza la manera en que le expliqué las cosas, quizás no eran ni así.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa.
-¿Caminas y no tomas micro?-Me preguntó alguien por ahí.
-No, tomo una micro imaginaria, tú no la ves porque no abres tu mente para verla-Le dije, acto seguido, corrí a casa.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa, llegar a casa, comer algo, darle de comer a mi hermano, reviso mis tareas, leo, leo, leo, leo, leo, me preparo un café, leo, leo, leo, mientras leo miro mis zapatos, leo, leo, escucho música, toco guitarra, veo a mi erizo de tierra, le doy de comer, lo acurruco un poco, lo acuesto, voy a mi habitación, hago nada, escucho música, me maquillo para pasar el rato, fotografiar algo, fotografiarme, lo recuerdo.
-¿Y recordarlo a él para qué? Lo único que hizo fue hacerte sufrir, ¿Para qué recordarlo?-Me preguntó por ahí mi guitarra.
-Recordarlo a él para recordar algunos lindos momentos que tuve, recordar la sensación de estar enamorada de verdad, aunque todos digan eso de algún amor que tuvieron. Aunque la mayoría de las veces la pasé mal con él, si hubieron cosas buenas, quizás lindas. Lo recuerdo. Lo voy a confesar, aún no puedo olvidarlo, le prometí a mi amiga que lo olvidaría, y que Dios me perdone, aún lo recuerdo. Lo recuerdo. Marcó mi vida como nunca antes alguien lo había hecho, lo siento demasiado por mi, y que Dios me perdone. Lo recuerdo, y quizás lo haga siempre, no por siempre ni para siempre, sino que siempre.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa, llegar a casa, comer algo, darle de comer a mi hermano, revisar mis tareas, leo, leo, leo, leo, leo, me preparo un café, leo, leo, leo, mientras leo miro mis zapatos, leo, leo, escucho música, toco guitarra, veo a mi erizo de tierra, le doy de comer, lo acurruco un poco, lo acuesto, voy a mi habitación, hago nada, escucho música, me maquillo para pasar el rato, fotografiar algo, fotografiarme, lo recuerdo, pensar, hacer yoga, bañarme, comer algo, escribir, chatear, chatear, jugar, jugar, escuchar música, escuchar música, escribir, escribir, ir a mi habitación, recordarla. 
-Ella solo era una gata, un animal, nada más que eso, ¿Para qué recordarla?, solo era una gata, un animal, nada más que eso, olvídala ya-Me dijo un hombrecillo.
-Se equivoca, señor. No era solo una gata, no era solo un animal, era mucho más que eso, era mi Carlotta. Recordarla, recordarla para pensar en los lindos momentos que no poseo ahora, todo con ella era distinto, todo, absolutamente todo, ella era diferente, siempre será única para mi. Se equivoca, señor. No era solo una gata, no era solo un animal, era mucho más que eso, era mi Carlotta. Usted no sabe, no, no sabe que es lo que se siente tener una relación así, aunque me digan que estoy loca, jamás. Usted no sabe, señor, no, no sabe, no sabe sentir el amor. No sabe sentir el amor. Quizás lo sepa hacer, pero no de esa forma de que yo lo hacía con ella. Usted no sabe, señor. Usted se equivoca, señor.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa, llegar a casa, comer algo, darle de comer a mi hermano, revisar mis tareas, leo, leo, leo, leo, leo, me preparo un café, leo, leo, leo, mientras leo miro mis zapatos, leo, leo, escucho música, toco guitarra, veo a mi erizo de tierra, le doy de comer, lo acurruco un poco, lo acuesto, voy a mi habitación, hago nada, escucho música, me maquillo para pasar el rato, fotografiar algo, fotografiarme, lo recuerdo, pensar, hacer yoga, bañarme, comer algo, escribir, chatear, chatear, jugar, jugar, escuchar música, escuchar música, escribir, escribir, ir a mi habitación, recordarla, vestirme para dormir, mi reproductor de música, play, sonrío, cierro mis ojos, me despido, y no sé que pasa después, generalmente, después de despedirme disimuladamente estoy durmiendo,  así que por eso no sé que pasa después. Supongo que sonrío mientas sueño, no lo sé, y jamás lo sabré, no pondré una cámara para ver que sucede mientras duermo, ni tampoco abriré mis ojos mientras duermo, aunque creo que a veces lo hago sin darme cuenta. 
Supongo que sonrío, porque mis sueños son a los únicos que puedo yo misma manejar. En la vida real no se puede hacer eso, no se puede volver al pasado, y no se puede abrazar a las personas que ya no están a su lado. En la
vida real...En la vida real, no puedes respirar el mar. En la vida real, no puedes volar. En la vida real, sólo eres una persona más en este inmenso planeta.
-¿Por qué arrepentimiento fatal?-Me preguntó la psicóloga.
-Sé que lo que diré a continuación sonará estúpido, o no sé. Arrepentimiento fatal, porque siento que sin mi, el mundo sería tan diferente, tan diferente que yo llegaría a ser feliz completamente. Arrepentimiento fatal [...] algunas personas dicen que tu mismo eliges a tu mamá, y por eso mismo estuviste en su panza nueve meses, y te dio a luz ella, pero, algunas veces me pregunto por qué nos eligieron a nosotros para elegir. A veces es tan raro todo, que me pregunto por qué todo es raro a veces. Lo sé, me pregunto mucho, ¿No?. A veces hasta me pregunto por qué las cosas pasan, pero a la única conclusión que llego es a que las cosas pasan por algo, esa respuesta no me ayuda en nada. No soy adivina, ni puedo ver el futuro. ¿Arrepentimiento fatal? Si, arrepentimiento fatal. Arrepentimiento de arrepentirse de algo, y fatal de algo muy fatal, ¿Sabes? Todo tiene lógica.-

viernes, 5 de abril de 2013

Miedo.

Jamás en mi vida había sentido tanto miedo. Miedo a elegir, a elegir entre tu padre y tu madre...a mudarse.
Cuando tenía nueve, cada vez que sentía los gritos de mi madre cuando peleaba con mi padre, me ponía nerviosa. Mi corazón se aceleraba, mis brazos se erizaban y, para calmarme un poco, cerraba mis ojos y me cubría con las sábanas todo mi cuerpo, hasta mi cabeza. 
En ese momento, nunca se me pasó por la cabeza de que iban a llegar mis trece años y tendría que tomar una decisión casi demasiado importante: O era estar con mi mamá, o con mi papá. ¿Qué elegir? 
Todos necesitamos del amor de una madre y de un padre, pero el amor no es para siempre. Nunca, jamás lo ha sido, "lamentablemente". Aunque se amen mucho esas dos personas, existe esa frase que repiten por ahí, dentro de las iglesias: "hasta que la muerte los separe". 
¿Seguir mi corazón?, mi corazón lo único que hace es palpitar. ¿Mi mente?, lo único que mi mente me dice, es que tengo que seguir mi corazón.
"Reproduce tu vida una y otra vez, estúdiela y vívala de nuevo, aunque te hayas caído una vez, y luego lo hayas hecho otra vez. Cada vez que se va alguien por esa puerta, aunque sea esa, tu persona favorita.
Toma tus cosas y vete a un lugar mejor, envíame una carta y dime hasta dónde llegaste, yo iré a visitarte, y cuando llegue, quiero ver en tus ojos todos los colores del universo.
Te acompañaré hasta tu casa, te cantaré cuando estés en tu cama. No le temas a la noche, porque ella es la única que te puede hacer soñar cuando tienes tu cabeza en la almohada. 
Has demarrado tantas lágrimas por ellos, cuando tú intentas ser fuerte, pero nunca sabrás por qué lo haces. 
Repasas cada noche tu libro, cada página, verso y letra.
Cierra tus ojos, si tienes miedo. Amarte a ti mismo, antes de amar al mundo. Muéstrame que no le temes a la noche, que ella es la única que te hace dormir cuando quieres soñar.
Danza y canta conmigo por las noches, no creas que ellas son las sonrisas malas, muéstrame los colores del universo, que ellos son los únicos que te cuidarán cuando necesites a los demás.
¿Por qué has derramado tantas lágrimas por ellos? ¿Por qué has confiado en ellos? ¿Por qué los amaste, cuando ellos no lo hicieron?" 
Si mueres, revive.