miércoles, 28 de agosto de 2013

Las eternas vacaciones.

He decidido dejarlo todo. Mi cuidad, mi país, mi escuela, mi vida, mi todo.
Me siento tan pequeña ahora, que sólo cuentan mis sueños y no mis verbos.
Me siento tan errónea, sólo porque tengo más errores que cosas correctas. Eso es lo que pienso. 
Me siento tan tonta. Lo único que hago es decir cosas, sin pensarlas siquiera, dos veces. Por eso es que me voy. 
Me siento tan vulgar. Tener que despedirse de papá, de mi pequeña compañera de ojos celestes, yaciendo quizás en dónde. Pensar en que la vida es dura. Pensando vulgaridades. 
Me siento tan cansada. La mochila que llevo se está rompiendo de tanto peso que tiene. Se está deshilachando, y me doy cuenta de que a muchos de mis compañeros les está pasando lo mismo. Y lo peor es que nadie se da cuenta.
Me siento tan extraña a veces, que ni si quiera me reconozco a mi misma cuando acabo de hacer algo que, jamás pensé que lo haría. Me sentí extraña cuando esa cosa tan desgraciada, recorrió mi boca, mi garganta, mis pulmones, hasta llegar a mi estómago y devolverse hasta mi exterior. 
Me siento tan desconocida, también. Desconocida las veces que traté de destrozarme a mi misma. 
Me siento de tantas formas, que ni si quiera podría trazarlas en un trozo de papel, ni si quiera poder garabatear tu corazón, para que sientas cómo siento todo esto. Todo esto, que simplemente, es una mierda.
No ando con ganas de que medio mundo me diga que me estoy volviendo loca, sólo porque exploto cada un mes, trece horas, cinco minutos y veinte segundos. 
Tampoco ando con ganas de que me miren y lancen esas odiosas y provocativas risas a mis espaldas. Y estoy tratando, tratando de no mirar atrás, de no mirar todo el desorden que tengo en mi cabeza, en mi vida, en mi espacio, en el rostro de algunos. Estoy tratando de sonreír todo el tiempo, pero aveces llega aquella persona, aquella sombra y cose mis labios. Hace que respire unas treinta veces rápidamente, ahogo mi angustia, desato mi nudo que se forma en mi garganta, seco el sudor que tenía en la frente. Luego espero a que pase un mes, trece horas, cinco minutos y veinte segundos, y comienza mi respiración, comienza mi angustia, se ata un nudo dentro de mi garganta, el sudor escapa por mis ojos. 
Por eso es que aveces desearía ver todos mis malos recuerdos incendiarse. Ver las llamas, sonreír, tirar mi mochila, comprar una nueva. Comprar un nuevo uniforme, nuevos cuadernos...armar mi vida otra vez. 
Estoy algo aburrida de todo. Por eso es que me marcho, gracias por leer, por ayudarme, gracias por todo. Me voy a dar mis eternas vacaciones. 

-Con mucho cariño, Chio.

jueves, 4 de julio de 2013

La niñez.

Tenía las manos partidas, como cualquier invierno anterior.
La diferencia era, que era verano, y estaba yo pisando la arena, y observando el mar; una noche cálida.
Recuerdo que las ondas sonoras de mis risas, retumbaban en aquel gigante globo. Era algo mágico. No podía pisar el agua, que estaba bajo mis pies. Era como si volara. Era algo lindo. Fue cuando mis ojos veían que todo estaba bien. La niñez, como añoro mi niñez.
Odio ver que ahora, ella es sólo fotografías en mi mente, y nada más. Son imágenes, y nada más.
Mi madre sonreía, y no me escuchaba, ni yo tampoco podía escucharla a ella.
Estábamos tan distantes, y tan cercanas a la vez.
Estamos tan cercanas, y tan distantes ahora. Es algo horrible.
La niñez. No puedes saber nada, hasta que tengas más años que ellos. No puedes saber que tu madre casi se vuelve loca, por tres tipos de depresión. No puedes saber que tu apellido, ni si quiera es tu verdadero apellido.
Tú, chiquito, no puedes saber nada.
Yo gritaba, y ella no escuchaba. Nadie lo hacía.
Tú, chiquito, no tienes opinión de nada.
En aquella infancia, habían tantas risas, tantos sucesos, que luego se convertirían en viejas anécdotas, tantas personas felices, que ahora no lo son tanto. Que no lo son desde aquellos tiempos, pero que no lo querían dar a demostrar.
Este verano, se supone que será como aquel verano. Yo estando en la misma casa, mis padres sin discusiones ni preocupaciones, yo estudiando en la misma escuela...Como aquel verano.
Este verano, se suponía que sería como aquel verano. Pero no será así. Tendré nueva casa, mis padres tendrán discusiones y preocupaciones, ya no estudiaré en la misma escuela...No como aquel verano.
Me duele dejar todo, pero a la vez me da una inmensa alegría.
Podía dejar atrás esas tristezas disfrazadas de alegrías, esos llantos disfrazados de risas, esas discusiones disfrazadas en besos...Todas mis fotografías de mi infancia.
Es increíble como pueden haber tantas personas inconscientes, hablo de personas específicas. No se dan cuenta de los moretones que tengo, y aún así, siguen haciendo que ellos se hagan más y más grandes. Aún así, quiero mucho a esas personas. Y perfectamente podría decir que ellos son una mierda, y que los odio. Si ellos nunca se hubieran "amado", yo no estaría aquí por ningún motivo.
Ahora, a mi trece años, descubrí que la mejor manera de vivir, es yéndote a la mierda. Siempre he vivido en ella, no hay nada que hacer.
Tenía las manos partidas, como cualquier invierno anterior.-

sábado, 25 de mayo de 2013

Michelle, Twiggy, Bárbara.

Ya estaré cerca de aquella persona tan importante en mi vida: Michelle. Mi amada Michelle, lo prometo.
"Los días eran lluviosos, y las calles vacías. Yo me paseaba por ahí, con la guitarra en la espalda. 
Tenía sólo un deseo, que era sólo abrazarla, decirle algunas palabras, cantar con ella, y bailar con ella. 
Los pájaros tenían pena, en aquellas calles. Y con ella todo cambiaba, todo era claro y perfecto, como si estuviéramos en el comienzo, yo aprendí a volar.
Es como si ella hubiera llegado para salvarme, para que no me cruce con esas sonrisas. Y todo el mundo la quería como yo lo hacía. Todo el mundo la sentía.
Ella es tan maravillosa, tengo la suerte de bailar con ella en esas calles, dedicarle alguna canción con mi pequeña guitarra. Y cantar con ella, abrazarla como si se fuera de casa, intercambiar algunas palabras, y luego bailar.
Como ganar una carrera, como caminar feliz en esas calles, como si los días fueran despejados, como si no tuviera ningún deseo. Sólo poder abrazarla, sólo poder decirle algo, cantarle alguna canción. Como si alguien me viniera a salvar.
Me sentía tan sola en esa lluvia, y todo el mundo la quería, como yo lo hacía.
Llueve, truene o tiemble, encontrarnos y abrazarnos, con alguna guitarra, y algunos pasos de baile. Hemos hecho lo imposible, solo para estar más cerca, para cantar algo en LA, o sólo bailar.
Ella corría y me llevaba de la mano, ella bailaba y luego el sol brillaba. Ella viene corriendo, me viene a buscar. Es Michelle, la bella niña que me ha enseñado a volar.
Podía hacer que parara de llorar, con el poder de su hermosa sonrisa. 
¿Son sus lindos ojos color verde o su cabello? Me pregunto si alguna vez la tendré en frente mío. 
Mi madre me despertará para viajar y luego verla, para sentir el poder de su bonita sonrisa. Ella me ha ayudado tanto para ser alguien mejor. La buscaré, la encontraré, como ella me esperó. No tengo tantas palabras para decirle cuanto la amo. Es Michelle, la bella niña que me ha enseñado a volar.-

martes, 16 de abril de 2013

Arrepentimiento fatal.

Ahora les escribo una historia, la historia de mi día, mi día cualquiera. 
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio. 
-¿Qué es un colegio?- Una vez me preguntó un niño pequeño que vaga cerca de mi casa. 
-¿Un colegio?-Le pregunté-Un colegio, es donde muchos niños y adolescentes van a aprender cosas, pero a veces sólo te enseña a hacer una persona autónoma, como también otras veces...-Me guardé las últimas palabras, lo último que hice fue correr hasta mi casa, me había dado vergüenza la manera en que le expliqué las cosas, quizás no eran ni así.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa.
-¿Caminas y no tomas micro?-Me preguntó alguien por ahí.
-No, tomo una micro imaginaria, tú no la ves porque no abres tu mente para verla-Le dije, acto seguido, corrí a casa.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa, llegar a casa, comer algo, darle de comer a mi hermano, reviso mis tareas, leo, leo, leo, leo, leo, me preparo un café, leo, leo, leo, mientras leo miro mis zapatos, leo, leo, escucho música, toco guitarra, veo a mi erizo de tierra, le doy de comer, lo acurruco un poco, lo acuesto, voy a mi habitación, hago nada, escucho música, me maquillo para pasar el rato, fotografiar algo, fotografiarme, lo recuerdo.
-¿Y recordarlo a él para qué? Lo único que hizo fue hacerte sufrir, ¿Para qué recordarlo?-Me preguntó por ahí mi guitarra.
-Recordarlo a él para recordar algunos lindos momentos que tuve, recordar la sensación de estar enamorada de verdad, aunque todos digan eso de algún amor que tuvieron. Aunque la mayoría de las veces la pasé mal con él, si hubieron cosas buenas, quizás lindas. Lo recuerdo. Lo voy a confesar, aún no puedo olvidarlo, le prometí a mi amiga que lo olvidaría, y que Dios me perdone, aún lo recuerdo. Lo recuerdo. Marcó mi vida como nunca antes alguien lo había hecho, lo siento demasiado por mi, y que Dios me perdone. Lo recuerdo, y quizás lo haga siempre, no por siempre ni para siempre, sino que siempre.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa, llegar a casa, comer algo, darle de comer a mi hermano, revisar mis tareas, leo, leo, leo, leo, leo, me preparo un café, leo, leo, leo, mientras leo miro mis zapatos, leo, leo, escucho música, toco guitarra, veo a mi erizo de tierra, le doy de comer, lo acurruco un poco, lo acuesto, voy a mi habitación, hago nada, escucho música, me maquillo para pasar el rato, fotografiar algo, fotografiarme, lo recuerdo, pensar, hacer yoga, bañarme, comer algo, escribir, chatear, chatear, jugar, jugar, escuchar música, escuchar música, escribir, escribir, ir a mi habitación, recordarla. 
-Ella solo era una gata, un animal, nada más que eso, ¿Para qué recordarla?, solo era una gata, un animal, nada más que eso, olvídala ya-Me dijo un hombrecillo.
-Se equivoca, señor. No era solo una gata, no era solo un animal, era mucho más que eso, era mi Carlotta. Recordarla, recordarla para pensar en los lindos momentos que no poseo ahora, todo con ella era distinto, todo, absolutamente todo, ella era diferente, siempre será única para mi. Se equivoca, señor. No era solo una gata, no era solo un animal, era mucho más que eso, era mi Carlotta. Usted no sabe, no, no sabe que es lo que se siente tener una relación así, aunque me digan que estoy loca, jamás. Usted no sabe, señor, no, no sabe, no sabe sentir el amor. No sabe sentir el amor. Quizás lo sepa hacer, pero no de esa forma de que yo lo hacía con ella. Usted no sabe, señor. Usted se equivoca, señor.
Me levanto, me visto, tomo mi mochila, como algo, me voy al colegio, llego, pongo atención -o al menos a las cosas que me interesan-, morir de hambre en el primer recreo, poner atención nuevamente, comer algo en el segundo recreo, poner atención nuevamente, morir de hambre por unos minutos hasta salir al tercer recreo, morir de hambre unos minutos y luego ir a comer algo, poner atención nuevamente, tomar mi mochila, ir a buscar a mi hermano, salir del colegio, respirar aire fresco -o algo así-, caminar hasta llegar a casa, llegar a casa, comer algo, darle de comer a mi hermano, revisar mis tareas, leo, leo, leo, leo, leo, me preparo un café, leo, leo, leo, mientras leo miro mis zapatos, leo, leo, escucho música, toco guitarra, veo a mi erizo de tierra, le doy de comer, lo acurruco un poco, lo acuesto, voy a mi habitación, hago nada, escucho música, me maquillo para pasar el rato, fotografiar algo, fotografiarme, lo recuerdo, pensar, hacer yoga, bañarme, comer algo, escribir, chatear, chatear, jugar, jugar, escuchar música, escuchar música, escribir, escribir, ir a mi habitación, recordarla, vestirme para dormir, mi reproductor de música, play, sonrío, cierro mis ojos, me despido, y no sé que pasa después, generalmente, después de despedirme disimuladamente estoy durmiendo,  así que por eso no sé que pasa después. Supongo que sonrío mientas sueño, no lo sé, y jamás lo sabré, no pondré una cámara para ver que sucede mientras duermo, ni tampoco abriré mis ojos mientras duermo, aunque creo que a veces lo hago sin darme cuenta. 
Supongo que sonrío, porque mis sueños son a los únicos que puedo yo misma manejar. En la vida real no se puede hacer eso, no se puede volver al pasado, y no se puede abrazar a las personas que ya no están a su lado. En la
vida real...En la vida real, no puedes respirar el mar. En la vida real, no puedes volar. En la vida real, sólo eres una persona más en este inmenso planeta.
-¿Por qué arrepentimiento fatal?-Me preguntó la psicóloga.
-Sé que lo que diré a continuación sonará estúpido, o no sé. Arrepentimiento fatal, porque siento que sin mi, el mundo sería tan diferente, tan diferente que yo llegaría a ser feliz completamente. Arrepentimiento fatal [...] algunas personas dicen que tu mismo eliges a tu mamá, y por eso mismo estuviste en su panza nueve meses, y te dio a luz ella, pero, algunas veces me pregunto por qué nos eligieron a nosotros para elegir. A veces es tan raro todo, que me pregunto por qué todo es raro a veces. Lo sé, me pregunto mucho, ¿No?. A veces hasta me pregunto por qué las cosas pasan, pero a la única conclusión que llego es a que las cosas pasan por algo, esa respuesta no me ayuda en nada. No soy adivina, ni puedo ver el futuro. ¿Arrepentimiento fatal? Si, arrepentimiento fatal. Arrepentimiento de arrepentirse de algo, y fatal de algo muy fatal, ¿Sabes? Todo tiene lógica.-

viernes, 5 de abril de 2013

Miedo.

Jamás en mi vida había sentido tanto miedo. Miedo a elegir, a elegir entre tu padre y tu madre...a mudarse.
Cuando tenía nueve, cada vez que sentía los gritos de mi madre cuando peleaba con mi padre, me ponía nerviosa. Mi corazón se aceleraba, mis brazos se erizaban y, para calmarme un poco, cerraba mis ojos y me cubría con las sábanas todo mi cuerpo, hasta mi cabeza. 
En ese momento, nunca se me pasó por la cabeza de que iban a llegar mis trece años y tendría que tomar una decisión casi demasiado importante: O era estar con mi mamá, o con mi papá. ¿Qué elegir? 
Todos necesitamos del amor de una madre y de un padre, pero el amor no es para siempre. Nunca, jamás lo ha sido, "lamentablemente". Aunque se amen mucho esas dos personas, existe esa frase que repiten por ahí, dentro de las iglesias: "hasta que la muerte los separe". 
¿Seguir mi corazón?, mi corazón lo único que hace es palpitar. ¿Mi mente?, lo único que mi mente me dice, es que tengo que seguir mi corazón.
"Reproduce tu vida una y otra vez, estúdiela y vívala de nuevo, aunque te hayas caído una vez, y luego lo hayas hecho otra vez. Cada vez que se va alguien por esa puerta, aunque sea esa, tu persona favorita.
Toma tus cosas y vete a un lugar mejor, envíame una carta y dime hasta dónde llegaste, yo iré a visitarte, y cuando llegue, quiero ver en tus ojos todos los colores del universo.
Te acompañaré hasta tu casa, te cantaré cuando estés en tu cama. No le temas a la noche, porque ella es la única que te puede hacer soñar cuando tienes tu cabeza en la almohada. 
Has demarrado tantas lágrimas por ellos, cuando tú intentas ser fuerte, pero nunca sabrás por qué lo haces. 
Repasas cada noche tu libro, cada página, verso y letra.
Cierra tus ojos, si tienes miedo. Amarte a ti mismo, antes de amar al mundo. Muéstrame que no le temes a la noche, que ella es la única que te hace dormir cuando quieres soñar.
Danza y canta conmigo por las noches, no creas que ellas son las sonrisas malas, muéstrame los colores del universo, que ellos son los únicos que te cuidarán cuando necesites a los demás.
¿Por qué has derramado tantas lágrimas por ellos? ¿Por qué has confiado en ellos? ¿Por qué los amaste, cuando ellos no lo hicieron?" 
Si mueres, revive.

jueves, 21 de marzo de 2013

Él.

Él está tan lejos ahora, tan lejos iré para sólo ver y amarlo con la mirada. Cada mentira que inventé, cada canción, cada sonrisa que fue hecha para él. ¿Cuan viejo es este sentimiento? Tantos momentos que ya no volverán.
Volvimos a ser unos simples extraños, y yo trato de alcanzar tus sentimientos. Oh, mi sonrisa perfecta. Amor, vuelve, entiende mis señales. Amor, es algo extraño, difícil de encontrarlo.

domingo, 17 de marzo de 2013

En todas esas sonrisas malas.-

Generalmente escribo para desquitarme, cuando ya no quiera llorar más, para sacar a la luz mi felicidad...simplemente para desahogarme.
Desde chica que tengo un problema a mi dentadura. Como a los siete años, o quizás más, menos, no sé, comencé a tratarlo.
Me habían puesto frenillos, de esos que se pueden quitar, pero eran tan incómodos de usar para mi, que yo ni si quiera me los ponía. Ya en mi adolescencia, por ahí, comencé a sufrir las consecuencias. Comencé a cruzarme con gente insegura, que no estaba contenta consigo misma, compañeros de curso, chicos del colegio, hasta gente que ni si quiera la había visto en mi vida.
Iban y venían, diciendo cosas como -¿Por qué tienes la "pera" tan grande?-, -Ella tiene la "pera" como tal persona-, -¡Ahí viene la "pera"!-...o sólo me miraban, hablaban entre ellos y se reían.
¿Y yo, qué hacía? Nada más que llorar. Sentía que si les decía algo para que lo dejaran, ellos se burlarían más de mi, pensaba que unas simples palabras no afectarían en nada, ni que tendrían significado alguno para esas personas.
Mi abuelo me decía que yo tenía que ser fuerte, tener buena postura y decirles algo para que dejaran de molestar. Pero no podía hacerlo. Escondía todas esas palabras entre lágrimas y sollozos. Quedaba como una gran débil delante de toda esa gente.
Hace como un año, más o menos, mi mamá me regaló un cuarzo. Se convirtió rápidamente en mi amuleto. Me ha acompañado siempre. Y cada vez que me lo saco y al otro día no me lo pongo, pasa algo malo.
Ahora puedo vivir un poco más tranquila, ya que hace poco empecé nuevamente el tratamiento. Tengo que esperar hasta que me pongan los frenillos y hasta los dieciocho años para darle fin a este sufrimiento.
"Yo trataba de pasar cuidadosamente por su lado, con miedo y tristeza en los ojos. En todas esas caras, habían sonrisas que eran malas. Trataba de alejarme de todos ellos, pero pareciera como si siempre estuvieran en mi jardín. Cuando no podía dormir por las lágrimas, cuando siempre recordaba esas sonrisas, cuando siempre me quedaba paralizada cuando me gritaban algo. Me paseaba impacientemente para poder salir de esta jaula, y volar.
Volar, como si fuese un hermoso pájaro, como si las alas fueran mías, como si no hubiera pasado nada.
Es sólo otro día más que pasa, sólo otra asquerosa mañana, sólo otro minuto más de sonrisas malas, sólo otras palabras bromistas. 
Yo rezaba para que me olvidaran, yo lloraba y abrazaba a mi madre, hasta que el momento soñado se acercara, hasta que ya no necesitara que me abrazaran.
Yo trataba de distraerme con música, ella alcanzaba una sonrisa o dos. Yo escribía mi historia, para poder desahogarme un poco, aunque algunas veces llegaba a llorar. Y mis ojos se empañaban, y los tenía que cerrar, respirar hondo, tomar mi guitarra, y pensar en algo que tocar, y con su melodía poder volar.
Volar, como si no tuviera nada de que preocuparme, como si sólo tuviera que preocuparme de sonreír, sólo para olvidar las sonrisas malas."

lunes, 25 de febrero de 2013

Roller Girl.

Pasó algo de tiempo, y ya era Febrero. Él y yo teníamos aún la misma relación, hasta que un día todo cambió. Era 17 de Febrero, y ese día había sido, casi, nuestra última conversación, bueno, eso sentí a yo, hasta que me habló días después. Me dijo que necesitaba ayuda, se había quedado afuera de la casa, pero algo en mi, me decía que tenía que ser cortante con él, así que lo fui, o eso creí. Mientras hablaba con el McLennon, le contaba lo sucedido. Él me dijo que yo era muy insistente con él y cosas por el estilo, pero él tenía razón, siempre fui así, arrastrada, estúpida. Me sentí tan idiota en ese momento que decidí tocar algo en guitarra, pero nada me salía, así que no me quedó nada mejor que hacer que llorar. Cada lágrima que caía, le caía a Lucy, mi guitarra. Creé una especie de odio hacia aquel idiota, pero a la vez aún quedaba algo que cariño. A las horas después le dije que era un antipático, luego él respondió a eso, y luego yo a lo que me dijo y así, hasta que nos dijimos "Adiós.", desde ese entonces que no nos hablamos, pero aún así no lo extraño, y supongo que así es mejor.
Cada vez que recuerdo a mi Carlotta, pierdo un poco el apetito, y mi mamá, siempre discute conmigo por eso. Le contaba a todo el mundo que yo "ya no comía nada".
Ya en unos días tendremos que volver a clases, y supongo que en los recreos, una vez más estaré sola. Me había peleado con mi mejor amiga del colegio, y también con otro amigo, pero supongo que todas esas peleas las he iniciado yo, bueno casi todas. Tengo algunos amigos, pero más grandes que yo, de cursos superiores, y casi ya no hablo con ellos. Se podría decir que estoy sola, pero no era así, aún estaba mi Luna-mi gata-, Lucy, Carlotta-mi otra guitarra-, mis novelas, y ellos, los que había conocido por Internet, mi Twiggy, mi McLennon, y a mi Aly. Es extraño como gente que ni conoces en persona, y sólo has intercambiado mensajes por Facebook, te conoce mejor que las personas de tu al rededor. En fin, ellos son los que siempre están ahí para mi, y yo siempre estoy ahí para ellos. Supongo que este año será mejor que el anterior, aunque lo haya empezado con el pie izquierdo.
Cada vez que escucho esta canción, bailo como si el mundo se fuera a acabar. Lo olvido todo, saco de mi cabeza todos los problemas, y hago como si nada estuviera pasando a mi al rededor, como si todo fuera como antes.-

domingo, 17 de febrero de 2013

Si te tuviera aquí...

Si te tuviera aquí, a mi lado,
Te diría la única cosa que me faltó decir.
Decir "Adiós" y "Te amo",
Que no te dejaría por nada del mundo.

Si te tuviera aquí, a mi lado,
Te abrazaría otra vez como lo hice ayer.
Si te tuviera aquí,
te pediría que te quedaras.

Si no te hubieras ido,
Ahora mi vida sería diferente,
Y ahora no lloraría
Cada vez que te recuerde.

Si estuviera sosteniendo tu mano,
Estaría feliz de siempre tenerte aquí,
Mi vida sería, ahora, más clara.
Todo eso, si te tuviera aquí.

jueves, 31 de enero de 2013

Vuela lejos, ve lejos...


Vuela lejos, más lejos que el sol y la luna. Ve lejos, más lejos que las nubes y estrellas. ¿Cuáles fueron las razones por las que tuviste que partir? Mientras estás allá, muy lejos, toma mi mano y llévame contigo. Nunca entenderé la razón por la cual estás tan lejos. Quiero tenerte aquí otra vez, quiero verte otra vez. ¿Cuáles fueron las razones por las que tuviste que partir? Mi niña, te extraño tanto.
Vamos lejos, cerca del mar y del sol. Vamos lejos, cerca de cielo azul y el universo, recordemos las veces que jugamos, las veces que sonreí.
Ve lejos, donde tomaste mi mano y me llevaste contigo. Vuela lejos, más lejos que el sol, más lejos que la luna, más lejos que el universo. Recordaré tus ojos de cielo azul, los que me hacían sonreír, cada vez que te vi venir.